Sepa usted, estimado lector, que ya no soy tan joven como para pretender saberlo todo, como desgraciadamente aparentan varios de mis compañeros de alma mater, y en cuanto al indigesto TLC y ahora con el referéndum, que no es más que un instrumento para que miles de personas voten a favor o en contra de un tema del cual no saben gran cosa, me hace pensar que durante mi carrera universitaria, he sido acusado de tecnócrata, algo que prefiero muy por encima a ser tachado de comunista o trosco wannabe. Y esto por que? Pues el próximo 7 de octubre, se pasará de una democracia representativa a una participativa, al menos por un día, pero, está la totalidad de comunidad de votantes listos para eso? No lo creo.
Ahora, al ejercer como diputados por un día, y sin que me importe si los demás siguen “líneas de partido” o “votan como fracción”, vendría siendo yo, una especie de diputado independiente, y este sería mi hipotético discurso justificando mi voto:
“Antes que los discursos, los hechos: la economía costarricense está abierta al comercio estadounidense, y viceversa, en un 80%, proceso que empezó hace muchísimos años, proceso que se intensificó en los últimos 20.
A partir del escenario de un mundo en el que la globalización y el comercio mundial no son solo una realidad, sino una necesidad, veo con asombro las declaraciones de algunos destacados políticos del siglo pasado, eternos candidatos a la presidencia, intelectuales que más que forjadores de opinión son adoctrinadores, en contra de esta realidad.
Es una lástima que el antiyanquismo e ideologías de izquierda sean parte del discurso de algunos de los del NO, como la declaración de alguien de la llamada Comisión Nacional de Enlace, que aseguró que su lucha no es en contra de este TLC, sino del libre comercio en sí, nada más cercano a la estupidez y a la ceguera.
Costa Rica es un país pequeño, sin importancia militar, y con una pequeña bien ganada reputación diplomática, y la única forma en que de el paso al desarrollo es de la mano del libre comercio, de la educación, y de un estado eficiente, mas no grande.
Y es ahí donde se equivocan los populistas, al dar el pescado sin enseñar a pescar. Con o sin TLC, el futuro de este país está en un crecimiento económico sostenido y en una cada vez mayor y mejor educación. Ya que al tener una sociedad más y mejor preparada académicamente, se genera bienestar personal, y por ende, las condiciones propicias para la generación y distribución de riqueza…pero como podemos hacer esto posible si un gobierno populista no se preocupa por brindar más que pan y circo?
Sin duda alguna, Costa Rica va por el camino correcto, ya que ideas desfasadas como la soberanía alimentaria o la defensa de los monopolios, sean estos públicos o privados, limitan las condiciones de un acceso propicio al consumidor y socavan la libertad de escoger.
En la actualidad, los terrenos que se dedican ahora a la producción agrícola de productos exportables generan muchísimos más dividendos que los que generarían en caso de ser ocupados por maíz o arroz, y en este último caso, se exporta con un arancel que lo hace más caro al consumidor, algo totalmente injusto, arancel que disminuirá paulatinamente hasta desaparecer cuando entre en vigencia el TLC.
Si las naciones más ricas del mundo se decantaran por la soberanía alimentaria, condenarían a la muerte a los países pobres que exportan sus productos en forma bruta.
En cuanto a los monopolios, me declaro en contra de cualquier tipo de ellos, sean públicos o no, ya que la libertad de escoger bienes y servicios y su proveedor es un derecho del individuo, y ni el estado ni una empresa privada pueden estar sobre esos derechos. Claro esta, al ser nuestro caso particular, se debe de realizar la apertura de forma en que se minimicen los posibles efectos negativos.
Finalmente, es oportuno aclarar que las posiciones extremas no me agradan, por eso estoy lejos de apoyar a los movimientos del SI y del NO, ya que aunque en su mayoría están conformados por gente decente y preparada académicamente, también hay varios grupos indeseables, y desgraciadamente, muchas veces son estos los que más ruido hacen para hacerse notar.
El juicio final todavía no parece cercano, muy a pesar de lo que opina más de un clérigo hablando como político venido a menos si se aprueba el TLC, y tampoco pasaremos al mundo de la felicidad con su vigencia, pero Costa Rica no es precisamente una vedette con las posibilidades de rechazar lo que es un hecho. A corto plazo, no habrá grandes beneficios ni perjuicios con o sin TLC, pero si se tiene la capacidad de ver más allá, la única forma que un país como Costa Rica recorra el camino que le falta es creciendo de forma sostenida, con educación de calidad, y con empleos que ocupen los nuevos graduados, y el estado no puede dar todos esos puestos, y solo con la ayuda y el compromiso de la empresa privada se puede lograr”
¿Está claro en cual casilla voy a votar?
Wednesday, August 08, 2007
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