Tuesday, October 18, 2005

La Universidad: prisma heterogéneo

Después de realizadas las elecciones para los puestos del directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR), quedó de manifiesto, más aun que antes, que el conjunto de ideologías con que se identifican el grueso del estudiantado es diverso, y difícil de agrupar tan simplemente en tendencias como izquierda o derecha.

Sin adentrarnos mucho en las razones por las cuales los estudiantes de algunas carreras tienen cierta predilección por alguno de los extremos del prisma político, esta claro que una de estas es la de los educadores, sin duda, forjadores de criterio.

Esto debido a que, aunado a la formación académica y preparatoria, la Universidad debe de proporcionar la formación humanística, pilar indiscutible de la institución benemérita de la cual formamos parte.

Muchas veces, las fuentes que influencian el criterio de una persona provienen de otras partes, pero, es el profesor universitario, quien, desde su cátedra, apuntala, forma, y deforma en muchos casos, esa tendencia política.

Es debido a eso que muchos alumnos sienten un fuerte sentimiento latinoamericanista, por ejemplo, mientras otros complementan su visión con postulados nacionalistas, y algunos expanden su criterio mediante tesis globalizadoras .

No podríamos tener una mejor semilla para el debate y el intercambio sano de ideas, en el ejercicio del librepensamiento, dado que el poder de la libre expresión, con respeto, es uno de los cimientos de las sociedades privilegiadas.

Sin embargo, este debate e intercambio de ideas muchas veces no ocurre en el corazón y fuerza activa del Alma Mater: los estudiantes.

Prueba de ello es que, en la marcha del pasado 20 de setiembre, y como lo señala la portada de Frecuencia Estudiantil en su octava publicación, solamente 1.000 universitarios se unieron a la manifestación en contra del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América (TLC), de los más de 35.000 que forman parte del estudiantado de la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.

Además, en las pasadas elecciones para la FEUCR, se presentó un alto grado de abstencionismo entre los estudiantes, situaciones ambas lamentables, ya que, por una parte, evidencian la desidia de muchos a la hora de formar parte de esa fuerza activa, y un mayor grado de desinformación, ya que muchos, a pesar del gran esfuerzo de los tres partidos que disputaban los puestos del directorio, no lograron ver reflejados en los mismos sus intereses.

Por su parte, la campaña sucia que ejerció un pequeño grupo del electorado (según el cual un partido estaba bajo el ala de un vil expresidente neoliberal, mientras otro estaba alineado con un perverso sindicalista sedicioso) ayudó al no intercambio sano de ideas, y esto desencadenó una falta de información en muchos estudiantes.

De igual forma, es una lástima que, si bien ha habido esfuerzos individuales en algunas escuelas y facultades para propiciar la discusión del TLC, no forman parte de una verdadera estrategia logística, en el que la opinión del estudiante común es primordial (siendo este el que no forma parte del círculo de la Federación ni de las Asociaciones, sino el que vemos todos los días en las bibliotecas y en el pretil).

Luego, el haber tomado ya la FEUCR una posición en contra del TLC, ha causado que el estudiante común vea no incorporada su opinión, ya sea esta a favor o en contra del mentado tratado, en el grueso de manifestaciones a golpe de tambor que oímos a diario en el campus.

Un debate que conduzca a una decisión consensuada con respecto al TLC seria una acción justa y necesaria, precedida esta, claro está, por una amplia difusión de postulados, y una verdadera comunicación bilateral entre la FEUCR y el estudiantado.

No es justo que, quienes carezcan de tiempo para formar parte representativa de esa fuerza activa, o quienes desgraciadamente todavía ignoran que el conocimiento es poder, vean violentado su derecho de libre expresión, dado que con pancartas de UCR NO AL TLC (Pág. 4, Frecuencia Estudiantil, Número 8, Octubre 2005) se incluye a esta parte carente de poder de expresión, dentro de un grupo que alza la voz arrogándose la representación del todo. Es incorrecto juzgar premeditadamente una parte, si ésta ni siquiera concuerda (en teoría) con quien se manifiesta en nombre del todo.

Sin embargo, todavía, con base en el debate abierto y libre de manos peludas, la totalidad de los estudiantes de la UCR estamos a tiempo de levantar ambas manos (no solo la izquierda), hacer valer nuestra autonomía, y llevar a cabo una revolución de centro, en la cual la divergencia de criterios se respeta, mas se toman decisiones vitales, como esta del TLC, de forma consensuada.

No caigamos en la quijotesca conclusión de que “más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena” sino seamos una Universidad que respira un aire de ideas, que sean estas ideas la forma en que nos mantenemos con vida, y sea este aire el que mantenga en pie la fuerza activa, y sea esta fuerza la que corra por las venas de nuestra casa académica.